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Nov

2024

Frasemas y paremias: «Perro ladrador, poco mordedor»

Al hablar de frasemas nos referimos a esas combinaciones recurrentes de palabras vinculadas a la fraseología.

Por Carola Tueros. 11 noviembre, 2024.

La fraseología, esto es, esa parte de la Lingüística que estudia las frases, ya sea como refranes, modismos, proverbios, locuciones figuradas, metáforas, comparaciones fijadas…, de sintaxis total o parcialmente fija en el uso individual o grupal.

Por otro lado, si definimos una paremia ­—del latín tardío paroemǐa, y este del griego clásico cπαροιμία paroimía—, es un refrán, proverbio, adagio o sentencia tal como lo enuncia el Diccionario de la lengua española (2014, v. 23.7).

No hay una clasificación uniformemente aceptada por los paremiólogos. Sí tenemos esbozos desde la década de los 80 cuando el término paremia se fue difundiendo entre investigadores españoles —Casares (1950), Gella (1977), Zuluaga (1980), Corpas (1996), Sevilla (1993), Crida (2013)—, franceses, italianos, alemanes, portugueses —Combet (1971), Tossi (2003)—, etcétera. Aparecen en la oralidad y escritura y van desde las de origen conocido y uso culto (proverbios y aforismos) hasta las anónimas y populares (refranes, frases proverbiales, locuciones proverbiales y dialogismos): Paz a los hombres de buena voluntad (proverbio, NT, Lucas 2,14); Ser o no ser (aforismo, Shakespeare, Hamlet); En boca cerrada no entran moscas (refrán); La vida da muchas vueltas (frase proverbial); Juntarse el hambre con las ganas de comer y la necesidad (locución proverbial); Dijo el asno al mulo: «Anda (para) allá/ arrea acá, orejudo» (dialogismo).

Existen frases con perro usadas como paremias, es decir, «una unidad fraseológica (UF) constituida por un enunciado breve y sentencioso, que corresponde a una oración simple o compuesta, que se ha fijado en el habla y que forma parte del acervo socio-cultural de una comunidad hablante» (Sevilla y Crida, 2013, p. 106). Asimismo, un enunciado no oracional sentencioso, o, «que encierra una enseñanza, ya sea moral o de cualquier otro tipo» (Sevilla, 2017). Mencionaremos algunas:

 Perro que ladra no muerde ‘hablantín que se enmudece o poco hace ante un problema’, lo que españoles en jerga llaman los bocas (fanfarrones). Tiene sentido figurado; sería incoherente en uno literal porque los caninos ladradores son potencialmente mordedores.

A otro perro con ese hueso ‘a otro con ese engaño’. La leemos en una obra como Don Quijote de la Mancha (I.32) «—¡A otro perro con ese hueso! —respondió el ventero» o escuchamos en una canción como Tortura (Shakira, 2005) «A otro perro con ese hueso / Y nos decimos adiós ...». Una variante es A otro burro con esa albarda ‘A otra persona con esa carga’.

A perro flaco, todo son pulgas ‘al débil le caen todos los problemas’.

El perro de las dos tortas ‘quedarse sin nada’, adagio originario de El Perro y el reflejo en el río de Esopo.

El perro del hortelano, que ni come ni deja comer ‘que no actúa y tampoco deja a otros hacerlo’. Frecuentemente se enuncia solo la primera parte porque se sobreentiende la segunda como en la comedia El perro del hortelano de Lope de Vega (Siglo de Oro). A veces, se hace alusión comparativa: (Es) como el perro del hortelano.

El perro viejo no ladra en vano ‘el experimentado habla con certeza’.

Muerto el perro se acaba la rabia ‘cuando acaba la causa de algo, también sus efectos’.

Ni padre, ni madre, ni perrito que le ladre ‘solo o sin ayuda’.

(No)Atar los perros con longaniza ‘escasez o abundancia de riquezas’.

Perro no come carne de perro, a menos que el estofado esté muy bueno ‘dos de la misma condición no se atacan ni destacan sobre el otro’.

Perro que mucho lame/lambe, acaba por sacar sangre ‘muchos cariños al final perjudican’.

Un perro viejo no aprende trucos nuevos ‘un adulto mayor tiene menos predisposición a cambiar o aprender’.

Los hablantes de distintos niveles socioeconómicos, culturales e incluso de diferentes épocas han empleado paremias o creado frasemas: «Los perros nos esperan fielmente» del orador romano Cicerón; «Los perros aman a sus amigos y muerden a sus enemigos, casi al contrario de las personas, quienes son incapaces de amar puro y tienden a mezclar amor y odio», del psicoanalista alemán Freud, etcétera. Por ende, podemos ingeniar paremias que luego se perennicen; y por qué no, enfatizando las cualidades del perro: «Como perro a las faldas, de la mano con la verdad» ‘como fiel al amo, la persona debe actuar bien’.

Termino animándolos a idear sus propias paremias. No seamos como el perro ladrador, poco mordedor; sino «muy mordedores», en el buen sentido metafórico, innovando perspicaces frasemas.

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